El ámbito laboral debería ser un espacio donde los trabajadores puedan desarrollarse en un ambiente de respeto y colaboración, especialmente en el ámbito público, donde el servicio a la comunidad es el objetivo principal. Sin embargo, en Plottier han surgido preocupantes denuncias de maltrato y abuso de poder por parte de las autoridades municipales hacia su propio personal, creando un clima de tensión y temor que amenaza la integridad emocional y la calidad de vida de los trabajadores.
En las últimas semanas, hemos recibido testimonios de empleados municipales que han salido a la luz, relatando situaciones de maltrato verbal, humillaciones y amedrentamiento injustificado por parte de sus superiores. Estas denuncias van más allá de simples desacuerdos o diferencias laborales; hablan de un ambiente tóxico donde el respeto a los derechos y la dignidad de los trabajadores brillan por su ausencia.
Lo que es aún más alarmante es que algunos empleados municipales han expresado que se ven presionados y obligados a desempeñar roles políticos en la campaña del ejecutivo municipal en lugar de enfocarse en su trabajo y en servir a la comunidad. Este tipo de prácticas no solo comprometen la objetividad e imparcialidad que deberían caracterizar el servicio público, sino que también diluyen la línea entre el trabajo institucional y la actividad partidaria.
Es innegable que una gestión efectiva y comprometida debe contar con el apoyo de su personal, pero este apoyo debe ser genuino y basarse en la convicción de trabajar por el bienestar de la comunidad. Utilizar a los empleados municipales como herramientas de campaña política socava la ética y la integridad del servicio público, dejando en segundo plano las verdaderas necesidades de los vecinos.